Trabajo, arraigo y abastecimiento local son pilares de la Cooperativa de Servicios para Productores Rurales de Leandro N Alem, en el noroeste bonaerense. Elaboran leche de primera calidad y la comercializan a mucho menor precio que las grandes marcas. La producción de alimentos y el trabajo articulado entre organización social y distintos niveles estatales.
Por Patricio Suárez Area
“Nuestro producto no valía nada, los costos estaban por las nubes y se hacía muy difícil sostener a cada animal.” El diagnóstico, en retrospectiva, es de Carlos Quiroga, tambero y presidente de la Cooperativa de Servicios para Productores Rurales en la localidad bonaerense de Juan Bautista Alberdi. La cooperativa nuclea a siete tamberos, que con el impulso de una red construida desde el Frente Agrario Evita y el respaldo del gobierno municipal y bonaerense lograron contar con su propia planta de procesamiento, despachar leche fluida y ofrecer otros servicios generando abastecimiento local y trabajo.
“Las expectativas son muy buenas. Queremos abastecer a todo el distrito y, si podemos, llegar a mercados más grandes”, se entusiasma Quiroga tras la entrega de los primeros mil litros de leche en sachets al Municipio de Leandro N. Alem (noroeste de la provincia), a fines de marzo, a partir de un convenio con la cooperativa para abastecer a comedores escolares y otras dependencias de la administración local.
Desde entonces, la usina continúa en marcha procesando 4000 litros de leche mensual, para el municipio y privados, además de ofrecer servicios de pasteurizado, homogenización y ensachetado a terceros. Los sachets con leche fluida de la cooperativa salen de la usina láctea con la marca «Matria», un sello que es parte de una iniciativa colectiva del Frente Agrario Evita para potenciar a los tamberos locales y que tiene su origen en la Cooperativa de la Colonia Ferrari.
El proyecto también contó con el respaldo del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense a la hora de montar la unidad productiva, y con una primera inversión del gobierno nacional, en 2022, antes de que la gestión de Javier Milei arrasara con las políticas para los pequeños productores.

“Los costos bajan porque la cadena de valor se hace de forma cooperativa”
La cooperativa apuesta a su autosustentabilidad gracias a haber logrado, por un lado, abaratar los costos de producción y, por otro, lanzar un producto con precio de venta al consumidor un 40 por ciento menor al de otras marcas que se distribuyen en las góndolas de los comercios locales.
“Al principio me asocié porque creía que podía ser un sostén y ayudarnos a tener condiciones más justas”, recuerda Quiroga sobre lo que impulsó a sumarse a la propuesta de la cooperativa. El coordinador del proyecto, Santiago Boy, explica que esas expectativas se cumplieron: “Los costos bajan porque la cadena de valor se acorta y se hace de forma cooperativa. Hay menor distancia entre el productor y la usina y entre la usina y los consumidores”.
“No hay tanto acarreo, sumado a que los costos son netamente locales. Quienes trabajan son también de la localidad y todo el esquema está pensado desde y para la economía local”, valora Boy. Desde el Frente Agrario Evita promueven la organización de los productores en distintas zonas rurales e impulsan la formalización a través de la asociatividad. Junto a la cooperativa de Alberdi hay otras 30 que integran la Federación AgroBA.
Este modelo socioempresarial no busca maximizar la ganancia sino mejorar las condiciones de productores, redistribuir los beneficios entre los asociados y facilitar el acceso a los alimentos para los consumidores locales. En el fondo, se busca asegurar la vida rural en condiciones dignas y sostenibles.
“Estamos hablando de que una familia pueda vivir con 30 vacas en ordeñe, con 30 hectáreas donde producir 15 litros por vaca cada día. Es decir, 450 litros de leche por día, de alimento real. Ese productor existe, pero debe asociarse para sobrevivir y crecer. La cooperativa es la manera de formalizar esa asociación, de agregar valor y de crecer junto a la comunidad de manera organizada”, sostiene Boy. En un contexto de concentración, apertura y suba de costos, la cooperativización parece un mandato más que una posibilidad.

Haga Matria, consuma productos cooperativos
“Aislados y en la informalidad, los productores están prácticamente en una situación de marginalidad. En el extremo de la cadena productiva, son el eslabón más débil. Asociarse fue el resultado del diagnóstico de la situación de los productores de la zona, que tenían muchas dificultades para darle valor agregado a su trabajo”, recuerda el referente del Frente Agrario Evita sobre el motivo de la propuesta inicial hecha al grupo de tamberos que conforman la cooperativa.
Antes de poder procesar la leche fluida en la usina, muchos de los productores solo hacían masa para muzzarella, con herramientas muy precarias y en el mismo lugar donde ordeñaban. La masa permite a los pequeños tamberos preservar la producción durante diez o quince días hasta venderla a algún elaborador.
Si el kilo de masa lo pueden colocar a 4000 pesos, lo que ingresa por cada litro de leche son 400 pesos —sin el costo de elaboración— porque para cada kilo de masa se precisan alrededor de diez litros de leche. Con la usina láctea en funcionamiento rige el precio pautado a través del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (Siglea), que actualmente ronda los 450 pesos por litro fluido. A esa cifra, la cooperativa puede agregarle un diez por ciento, de manera de alcanzar entre 500 y 550 pesos por litro para cada productor.
«Matria» es el nombre que reúne la producción de la cooperativa de Alberdi con el resto de las iniciativas asociativas del Frente Agrario Evita. “La marca es estratégica porque no solo busca un posicionamiento comercial en el mercado. Junto con esta marca va un producto de alta calidad nutricional, con un proceso de elaboración cuidado y asociativo, basado en la organización territorial y una lógica de vivir la ruralidad”, destaca Boy.
Con ese mismo nombre también se comercializa la muzzarella que se produce en Colonia Ferrari, experiencia pionera, que hace diez años recuperó tierras estatales abandonadas para ponerlas a producir alimento con una política de vuelta al campo. En Colonia Ferrari ya cuentan con la habilitación para poner en marcha otra sala de procesamiento del frente agrario.
“Cuando alguien adquiere Matria está consumiendo un buen producto pero, además, está aportando a un modelo de desarrollo rural con la familias en el campo. A un esquema inclusivo de producción, con encadenamientos justos; no concentrados, no especulativos. Un esquema que es económico pero también social y con una fuerte impronta de desarrollo local”, valora Boy sobre la propuesta para otro modelo productivo.
El asociativismo no solo les permitió a los tamberos de Alberdi agregar valor a sus materias primas sino también incorporar nuevos instrumentos para el mejoramiento genético y el saneamiento de los rodeos, incorporar vacas y vaquillonas, y mejorar el equipamiento de sus tambos, además de organizar compras conjuntas de alimento balanceado.
Ahora, con la usina láctea en marcha, los objetivos se expanden y las posibilidades se multiplican. El primer paso es consolidar el abastecimiento local, para luego extender la distribución a otros pueblos de la región. La proyección para la segunda mitad de 2025 es producir de 3000 a 4000 litros diarios y, en 2027, alcanzar el tope de la capacidad productiva: 5000 litros diarios.

Abastecimiento para Alem, trabajo cooperativo y un futuro lácteo
Cuando la Cooperativa de Servicios para Productores Rurales de Leandro N Alem alcance su máximo nivel de producción diario se prevé la creación de 25 puestos de trabajo directos e indirectos. La planta cuenta con un sistema computarizado (LactoScan) para garantizar la seguridad de cada lote y la oferta no se limita a leche fluida sino que también puede avanzar con la elaboración de manteca, yogur y dulce de leche.
Además de ser un motor para el sostén y desarrollo de los productores y sus familias, el proyecto cuenta con más personas a cargo en momentos de mayor producción: cuatro en planta, dos operarios, un técnico veterinario, un electromecánico para mantenimiento de equipos y un chofer con un ayudante para la distribución a bordo de un camión con equipo de frío.
“Con la usina en marcha la cooperativa está generando puestos de trabajo con un fuerte impacto local, en un momento complejo donde no hay otro actor que esté abriendo fuentes laborales de manera estable”, destaca Boy. El proceso asociativo en Alberdi comenzó hace cuatro años, cuando la pandemia y el confinamiento ya estaban haciendo mella en la economía nacional pero, fundamentalmente, en las economías regionales.

La localidad de Alberdi, de 3000 habitantes, está ubicada sobre la Ruta Nacional 7, a 25 kilómetros de la ciudad de Vedia y a 80 de Junín. A 90 kilómetros, ya en la cuenca lechera de Santa Fe, está la localidad de Rufino. La actualidad y el futuro de estas familias está marcado por el inexorable origen agrícola-ganadero de este lugar.
Los primeros loteos autorizados por el gobierno provincial, a fines del siglo XIX, dieron nacimiento al centro agrícola Colonia Alberdi, en busca del aprovechamiento de tierras fértiles para la siembra y la hacienda. Muchas décadas después, las dificultades de los productores pequeños, aislados y golpeados por años de crisis del sector lechero, derivaron en una única salida: la intercooperación.
“Desde hace 15 años fomentamos la organización de pequeños productores y tratamos de impulsar con ellos estrategias que mejoren las condiciones de vida y de trabajo en el campo”, cuenta Boy sobre el objetivo planteado por el Frente Agrario Evita y nucleado en la Federación Agroba.
El gobierno municipal resultó un aliado al ceder el terreno para la construcción de la usina, mientras que Ejecutivo provincial invirtió 22 millones de pesos. El gobernador, Axel Kicillof, y el ministro de Desarrollo Agrario provincial, Javier Rodríguez, asistieron en junio del año pasado a la inauguración. “El arraigo de la gente a la producción de leche es muy importante y con esto volvemos a recuperar la esencia”, señaló el intendente de Alem, Carlos Ferraris, al celebrar la salida de los primeros mil sachet de la planta.

Ese entramado productivo y local también abrió las puertas para que la usina se utilice como aula-taller para los estudiantes de la flamante Escuela de Educación Secundaria Agraria de Colonia Alberdi, que este año comenzó con el curso del primer año, en un plan de estudios de siete. “Esto es a largo plazo, tiene que ver con una visión del pueblo que queremos y con fuerte presencia del Estado, que es el que hizo todo esto. Son proyectos revolucionarios para la localidad, que seguramente motive que mucha gente se vaya a vivir allí y crezca”, valoró el intendente de Alem.
A la expectativa de escalar la producción y el modelo productivo local, Boy concluye : «Lo que ocurre en Alberdi da cuenta de que es posible que las familias vivan y produzcan en el campo, con herramientas del Estado para financiar, ayudar a formalizar los emprendimientos e impulsar la comercialización local de la producción”.