Roberto Romani Rinde Homenaje Al Balsero Del Arroyo Las Conchas En El Departamento Parana.
La Balsa Une La Ciuadad De Parana Con Villa Urquiza.
Estaba lejos, cuando me hablaron de tu muerte, querido Caluncho.
Y mis lágrimas me devolvieron las palabras que te escribí allá lejos y hace tiempo, cuando pude abrazarte, mientras tu balsa cruzaba mi alegría.
Te he visto, viejo Caluncho Cardenia, bajo la bruma de un lejano invierno, trasladar los carros y el ganado hacia la tierra firme que lleva al pueblo.
Después, con los años crecidos en el alma, derramar tu sudor entre miradas turistas y veloces vehículos, del milenio recién estrenado.
He disfrutado tus historias de crecientes, junto a los árboles del monte, donde anidan los trinos y canta la madera.
El arroyo Las Conchas conoce tu pasado, y te ayuda a cruzar cada día desde los insondables secretos del verde hasta el abrazo hornerito de La Villa.
Te he visto, viejo Caluncho, inaugurar como tu padrino del coraje, un malacate de sueños provincianos, y mover con tus manos callosas y buenas la polea centenaria que acorta las distancias.
Tus hijos y tus nietos también se animan a horadar cada madrugada los misterios del agua, cuando el zorzalito despertador y el nuevo sol de la entrerrianía declaran la existencia del amor.
Estoy seguro, viejo Caluncho, que en este último viaje, con rumbo a la tierra sin mal, el patrón de las bandadas bienhechoras te ofrecerá una balsita de luz, para navegar por el mar de las utopías.
Y seguirás intentando, como el Francisco, de Corrientes, «cruzar a los hombres desde la ribera de la muerte a la ribera de la vida «.
Yo también, como tus ojos aquerenciados al sauce, desde las altas barrancas del verano, seguiré mirando el paisaje, querido Caluncho.
Y levantaré un saludo
esperanzado por la vuelta de los balseros, para que la humanidad sedienta de horizontes claros, pueda alcanzar, como vos, la orilla de los imponderables.
Mientras un grillito de adviento anuncie la alegría, con la lluvia de Dios bendiciendo La Villa,
desde la balsa de Cardenia.
ROBERTO ROMANI